Revista de Filosofía y Teoría Política, no. 49, 2018, e019. ISSN 2314-2553
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Filosofía

Reseña Bibliográfica

Rendueles, César, En bruto. Una defensa del materialismo histórico. Madrid: Los libros de la catarata, 2016, 126 páginas

Tatiana Staroselsky

Cita sugerida: Staroselsky, T. (2018). [Revisión del libro Rendueles, César, En bruto. Una defensa del materialismo histórico de C. Rendueles]. Revista de Filosofía y Teoría Política, (49), e019. https://doi.org/10.24215/23142553e019

César Rendueles reflexiona, en este libro y como su título lo indica, sobre el materialismo histórico, y lo hace – como se descubre desde la primera oración- conjugando la erudición propia de un académico con la experiencia de quien entiende la filosofía más como un aparato óptico para escudriñarlo todo que como un corpus. El resultado es un ensayo a la vez profundo y liviano, en el que las canciones de cuna que le cantaba al autor su madre entran en contacto con la obra de pensadores de la talla de Aristóteles, Hegel y Marx y se ponen, con ellos, al servicio de un lúcido y desesperado intento de comprender nuestro tiempo de la mano de una tradición tan defendida como revisada.

El libro se estructura en cinco capítulos a los que se suman un prólogo introductorio con visos autobiográficos y un epílogo a modo de conclusión programática. El recorrido es el siguiente: el primer capítulo pone el contexto. Allí, Rendueles aclara cuándo, dónde y cómo, esto es, en el seno de qué discusiones políticas y filosóficas surge lo que conocemos como materialismo histórico, explica la diferencia entre el idealismo y el espiritualismo, y sostiene que, en sentido metafísico, “la totalidad de la filosofía moderna es materialista” (p. 17), si bien en sentido político no lo es. Y es que allí no basta con reconocer la tozuda existencia de un mundo exterior, sino que es necesario dejar de entender el cambio como un proceso de evolución espiritual, moral, intelectual o cultural que escapa a la conflictividad para comprenderlo como un proceso material plagado de tensiones, conflictos y convulsiones. A su vez, este primer capítulo da cuenta del hilo que une al idealismo político con los discursos ligados a la autoayuda y con la fe ciega en el avance tecnológico como vía de progreso histórico, dos corrientes que han desembarcado con mucha fuerza en el sentido común neoliberal contemporáneo.

El segundo capítulo comienza con una reflexión sobre la tendencia de las sociedades capitalistas a explicar las situaciones individuales haciendo hincapié en características o decisiones personales, avanza hacia un análisis y una complejización (con y contra filósofos y científicos sociales varios) del par marxiano estructura-superestructura, y aterriza en una reflexión acerca de cómo y en qué medida es posible explicar la vida social, y de qué rol juegan los postulados idealistas y los materialistas, con sus derivados, en esa tarea. Justamente, el capítulo 3 se titula “Las explicaciones materialistas”. Allí, Rendueles pasa revista a diferentes formas de encarar el estudio de la sociedad: explicaciones dialécticas, funcionales, estructurales y hermenéuticas se miden en torno a su capacidad explicativa y a su poder para evitar reduccionismos. El materialismo, presentado como una opción intermedia que “consiste en reducir las expectativas del conocimiento social científico manteniendo su poder explicativo” (p. 65), aparece como la postura que asume el carácter praxiológico de las ciencias sociales, reevaluadas epistemológicamente por Rendueles como más ligadas a nuestros saberes cotidianos que a la ciencia tal y como la entendemos desde Galileo. Sin embargo, este rasgo de las ciencias sociales, lejos de rebajar su valorapelando a un fundamentalismo científico, las posiciona como necesarias y valiosas por la vía de reconocer la potencia cognitiva de nuestros saberes cotidianos.

En el cuarto capítulo del libro Rendueles ofrece, a través de un análisis crítico de las ideas de Marx, una explicación material del origen y el desarrollo del capitalismo como “un sistema económico profundamente desigual, pero capaz de suscitar consenso y legitimidad” (p. 86). Puntualmente, el autor critica la teoría marxiana del valor por la centralidad que en ella se asigna al trabajo (socialmente necesario, y abstracto) como generador de valor, pero rescata el potencial de esa misma teoría cuando se conjuga con un análisis concreto de las estrategias que históricamente ponen en juego los agentes económicos en contextos específicos. El quinto capítulo, “El materialismo entre la historia y la política”, explica y critica, con Nietzsche y Benjamin, la presencia de explicaciones teleológicas en el materialismo, pero sin aceptar la radical crítica al progreso -cuya existencia sostiene- que estos pensadores han encarnado.

En el epílogo, por último, Rendueles cuestiona, con Geras y Singer, el antinaturalismo que permea por lo general las interpretaciones de la teoría marxista. En este contexto, y luego de llamar la atención acerca de la simetría formal entre el materialismo histórico y el naturalismo, propone avanzar “Hacia una profundización naturalista del materialismo histórico”.

Se podría discutir muy largamente acerca de si la filosofía logra hoy entrar en diálogo con otros saberes y prácticas y discutir acerca de aquellos problemas urgentes con los que nos encontramos cotidianamente. En este caso, mediante el ensayo, la primera persona y la utilización cuidada de las fuentes, lo hace. Es por eso que, más allá o más acáde su defensa del materialismo histórico, el libro supone una defensa de las ciencias sociales y de las humanidadesy da cuenta de su potencialidad para comprender nuestro mundo social, en el cual “hay dinámicas ocultas que nos impiden plantearnos cambios políticos urgentes que, sin embargo, tenemos a mano” (p. 10).

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