Revista de Filosofía y Teoría Política, 2002, nº 34, p. 35-46. ISSN 2314-2553
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Filosofía.

Ponencia/Congress paper

Aperturas hacia un retorno al pensamiento filosófico y pedagógico de Dilthey

Sara Jimy Alí Jafella


1. Objetivos.

La historia de la filosofía suele revelar una constante interrelación epistémica entre la filosofía educacional y los grandes relatos filosóficos de Occidente. Las figuras más representativas de la filosofía - desde sus fuentes helénicas- se han interesado por temáticas educacionales y, en algunos casos, por estudios acerca del campo disciplinar de la pedagogía. Filósofos como Platón, Aristóteles, Locke, Kant y Hegel, entre otros, han elaborado obras referidas al tema. A ese respecto, esta ponencia tiene como objetivo reconstruir una apertura de la interrelación filosóficopedagógica en el pensamiento de Dilthey (1833-1911).

Para alcanzar ese propósito se llevará cabo una presentación de las propuestas del filósofo sobre las denominadas "ciencias del espíritu" así como sobre algunos aspectos generales de la hermenéutica. Desde la confluencia de ambas temáticas se indicarán enunciados sobre la configuración diltheyana del campo disciplinar pedagógico.

2. Enfoques sobre las "ciencias del espíritu"y la hermenéutica

Es sabido que en la segunda mitad del siglo XIX tiene lugar una apertura del pensamiento filosófico hacia la indagación del campo epistemológico de las disciplinas sociales. Esa preocupación, en el pensamiento de Dilthey, tuvo también incidencia sobre el estatuto disciplinar filosófico y epistemológico de la pedagogía.

Por una parte, la influencia del positivismo comteano promovió una reafirmación de la dualidad cognoscitiva Sujeto-Objeto llevada posteriormente al campo filosófico de la ciencia por las corrientes neopositivistas; por otra, también en el último tercio del siglo pasado -desde el neokantismo alemán- surge un decidido interés en alcanzar una clasificación de las ciencias que distinguiera a las ciencias naturales de las ciencias humanas, tanto por su objeto como por sus métodos. En esta última línea estuvieron no sólo Dilthey sino también otros pensadores como Windelband y Rickert.

En su enfrentamiento a la corriente positivista, -corriente que colocaba en un mismo contexto epistemológico a las ciencias naturales con las ciencias humanas- Dilthey inicia sus investigaciones acerca de un campo disciplinar que no se comparece con las ciencias de la naturaleza. Anticipándose a su tiempo elaboró una propuesta no cientificista ni tampoco metafísica en la interpretación de las ciencias sociales.

Desde una filosofía de la vida no fundamentada en la metafísica -filosofía que da apertura al mundo de la cultura y sostiene la validez científica de la historia-, Dilthey delimita un lugar epistémico diferente para las disciplinas humanas -a las que denomina "ciencias del espíritu"-, en abierta oposición a la epistemología positivista que, a partir de posteriores posturas epistemológicas se conoce en la actualidad con el nombre común de "filosofía analítica".

La propuesta de Dilthey parte de sujetos protagonistas de acciones e interacciones que dan lugar al mundo histórico-social. Al respecto sostiene que las creaciones simbólicas de los sujetos construyen sistemas culturales en sus diferentes épocas. La influencia kantiana lo condujo a la búsqueda de una fundamentación "crítica de la razón histórica".

En 1883, Dilthey publica una obra que tendrá fuerte repercusión en el plano científico de las ciencias humanas: Introducción a las ciencias del espíritu. El subtítulo ha sido traducido con la siguiente frase: En la que se trata de fundamentar el estudio de la sociedad y de la historia. En ella el autor ataca los sistemas filosóficos que desde la metafísica pretenden sustentar la realidad histórico-cultural. Esta realidad está dada por las creaciones humanas en el desenvolvimiento temporal de la humanidad, se manifiesta en la vida histórica de los pueblos y no puede ser categorizada desde teorías abstractas. Las coordenadas de sus estudios filosóficos corresponden a los conceptos "vida", "intuición" e "historia", pero no entendidos como esquemas conceptuales vacíos sino como fenómenos concretos, estrechamente vinculados a la totalidad de la vida psíquica del hombre. Uno de los datos de esa vida psíquica está dado por lo inmediatamente vivido, es decir, por lo que se refleja en el término "vivencia".La vida está en directa relación con el pensamiento, pero no con un pensamiento teórico sino al que confluyen los rasgos sensoriales de la experiencia vital.

En la obra antes indicada, Dilthey va a denominar "ciencias del espíritu" (Geisteswissenschaften) a las que tienen por objeto el estudio de la realidad históricosocial. Como en el caso de las ciencias de la naturaleza, presentan también un carácter unitario, por cuanto incluyen la vida espiritual y la vida psicofísica de la naturaleza humana. Pero se distinguen totalmente de las ciencias naturales por el objeto de estudio y su metodología. El objeto de las ciencias del espíritu cubre la totalidad del campo de la vida histórica y social de los diferentes pueblos y épocas. Su metodología está dada por la interpretación hermenéutica de tales procesos, que se organizan en los denominados "sistemas culturales".

La fundamentación de las ciencias del espíritu es abordada desde una teoría del conocimiento que traslada al plano de las ciencias histórico-sociales una especial configuración de la psicología. El objeto de esta última es el individuo, que ha sido analizado en su condición particular y en directa relación con la realidad histórica de su época. La psicología, para Dilthey, tiene el carácter de una ciencia descriptiva y analítica a la que también denomina "psicología de la comprensión". Dentro de este proceso vital y creador en el que caben las acciones morales y la poesía -y, por tanto, los valores éticos y estéticos-, ¿cómo puede alcanzarse la significación de los hechos del hombre? Aquí se manifiesta el meollo de la posición de Dilthey en su propuesta metodológica para el conocimiento de las ciencias humanas. Por supuesto que, de ninguna manera, ese significado puede alcanzarse a partir de la explicación, procedimiento lógico-racional que corresponde a las ciencias físiconaturales y consiste en subsumir los casos particulares en una ley o categoría general. Por el contrario, el filósofo alemán sostiene que sólo desde la hermenéutica, es decir desde la interpretación del sentido de los hechos analizados, es posible lograr una comprensión vivencial de los mismos. Del signo a lo significado; del rastro o la huella humana impresa en la materia a la interpretación del sentido de esa huella. La inclusión de la hermenéutica como metodología interpretativa de la realidad históricosocial es uno de los principales aportes de este filósofo a la nueva construcción disciplinar de las ciencias del espíritu, hoy denominadas sociales o humanas.

¿Cuál es la situación del hombre en el anterior contexto? El hombre se reconoce en su condición histórica, asume las vivencias del pasado, experimenta creativamente los datos del presente y siente su proyección al porvenir. Bergson profundizará más tarde esta instancia temporal desde una concepción metafísica de "la durée" o tiempo puro. Además, la temática de la temporalidad es eje centralizador de las corrientes de la filosofía existencial.

La vida -en Dilthey- es experiencia y proceso histórico-cultural que tiene en el hombre a su protagonista. No se trata de una relación objetivada en la que se enfrentan "sujeto-objeto" en una dualidad cognoscitiva. Esta dual relación entre un sujeto que conoce y un objeto conocido o por conocer caracteriza a las teorías gnoseológicas que se inician con el paradigma de la subjetividad en Descartes (sujeto pensante solipsista) y que continúan en la línea racionalista kantiana (sujeto que condiciona la posibilidad de conocimiento del objeto, desde la cual se establece una estricta correlación entre ambos en el plano gnoseológico). Tal dualidad cognoscitiva alcanza su mayor expresión en la filosofía analítica contemporánea, donde la relación "sujeto-objeto" es enfocada desde la teoría del conocimiento científico y, a partir de la problemática epistemológica, inicia una postura de análisis que incluye el cuestionamiento y supresión de la instancia metafísica, un acercamiento al formalismo de la lógica simbólica y la indagación crítica acerca del lenguaje en ciencia.

La posición de Dilthey, en cambio, si bien coincide en el rechazo a la metafísica, tiene como objetivo fundamentar un campo gnoseológico para las ciencias del espíritu. Estas últimas son estudiadas desde la realidad concreta, como manifestaciones vivenciadas del mundo histórico-social expresado en el sentir, el querer y el conocer de las acciones y obras realizadas por el hombre, en el proceso temporal de su vida psicofísica y cultural.

Al sostener la autonomía de las ciencias del espíritu frente a las ciencias de la naturaleza, dice Dilthey:

"Sólo cuado las relaciones entre los hechos del mundo espiritual se muestran incomparables con las uniformidades del mundo natural en una forma tal que quede excluída la subordinación de los hechos espirituales a los que establece el conocimiento mecánico natural, sólo entonces habremos señalado no los límites inmanentes del conocimiento empírico, sino los límites en los que termina el conocimiento natural y comienza una ciencia autónoma del espíritu que se estructura en torno a su propio centro".1

En otras referencias al tema metodológico, afirma:

"...el método empírico exige que la cuestión del valor de los diversos procedimientos de que se sirve el pensamiento para resolver sus tareas, se decida histórico-críticamente dentro del cuerpo de esas mismas ciencias (...) Semejante método se halla en oposición a otro que recientemente se predica con excesiva frecuencia por los llamados positivistas, y que consiste en deducir el concepto ciencia de la determinación conceptual del saber obtenida en el trabajo de las ciencias de la naturaleza"; (...)"...nosotros llamamos exégesis o interpretación a un arte de comprender las manifestaciones vitales fijadas de manera durable".2

Esta reconstrucción del sentido le permite fundamentar un conjunto de ciencias particulares que organizan el sistema de la vida social, en un primer gran intento filosófico-metodológico de obturar la no válida extensión del método empíricoobservacional de las ciencias naturales al campo de las ciencias del hombre. En esta instancia metodológica se manifiestan rasgos cualitativos, psicológicos, motivacionales y de intencionalidad.

Es sabido que el método hermenéutico o de la comprensión fue también utilizado por Max Weber y posteriormente por Heidegger y Schütz, desde perspectivas diferentes. En la actualidad ha sido continuado y transformado por el filósofo alemán Gadamer. También Habermas explicita el método hermenético en su teoría social y formula críticas a la postura de Gadamer. El método de la comprensión o interpretación del sentido de las acciones humanas ha sido validado como uno de los métodos cualitativos en el campo de las ciencias sociales.

Otro hecho metodológico de singular interés en la obra de Dilthey se refiere al lugar que le confiere a la biografía.

"La biografía nos presenta el hecho histórico fundamental en estado puro, totalmente, en su realidad misma. Sólo el historiador que, por así decirlo, edifique la historia partiendo de esas entidades vivas, aquél que investigue representándose tipos particulares, va a hacerse una idea de las clases sociales, de grupos sociales en general y de las diversas épocas históricas; aquél que ligue las vidas particulares con la ayuda del concepto de generación será capaz de abrazar la realidad de una totalidad histórica y no nos ofrecerá esas abstracciones muertas, plagiadas la mayor parte del tiempo en los archivos(...)".3

3. Ubicación del campo disciplinar de la pedagogía como ciencia especial .

En el escenario epistemológico contemporáneo la pedagogía presenta propuestas de significación en la construcción de su estatuto científico. Uno de sus espacios epistemológicos responde a la metodología interpretativa y se instala en el denominado paradigma "hermenéutico-participativo". En la actual configuración de la pedagogía un paradigma opuesto es el denominado "empírico-analítico", que responde a las actuales corrientes herederas del viejo positivismo. Varias son las corrientes filosóficas actuales adversas a esta última corriente, representadas por Habermas, Apel, Giddens y Bourdieu, entre otros. También se pueden señalar teorías pedagógicas opuestas al positivismo pedagógico en pensadores de la educación como Apple, Giroux, Kemmis, Grundy, Pérez Gómez y Gimeno Sacristán.

Con respecto a la educación, Dilthey le concede un espacio privilegiado por cuanto la considera una actividad con arreglo a un plan, es decir, una actividad teleológica mediante la cual los adultos "forman" a las generaciones más jóvenes. Es conocido el sentido que otorga al término "formar", por cuanto utiliza el vocablo que en alemán hace referencia a "construcción"o "formación" (Bilden) y no el vocablo común referido a "educar" (erzieben). Se trata de una "formación" que tiene un fin en sí misma y, por consiguiente, puede ser entendida como un modo de "alcanzar la perfección".4 Además, Dilthey toma de Kant la consideración "del otro sujeto" -o, como él mismo dice, "del prójimo"- como un fin en sí mismo. Desde el enfoque educativo, tal "formación" incluye los estados vivenciales del alumno (intuitivos, afectivos, intelectuales y volitivos).

Por otra parte, la organización estructural de las actividades educativas da lugar a un sistema de enseñanza y la pedagogía es el conocimiento de ese sistema. De manera similar a la filosofía, la religión y el arte, la pedagogía construye tal sistema como "sistema cultural", que surge de la intercomunicación de los contenidos vitales expresados en las sensaciones, sentimientos y representaciones de los sujetos agentes de la práctica educativa. El legado histórico del sistema cultural de la pedagogía constituye una de las máximas riquezas de la humanidad, legado transmitido a través de la historia social a las épocas posteriores. Todos los sistemas culturales constituyen el andamiaje que sostiene la realidad histórico-cultural de las creaciones del hombre a través del proceso temporal. Los individuos perecen; el sistema cultural perdura, aún cuando el sistema cultural no es estático en la medida en que su interpretación o hermenéutica, a cargo de sujetos investigadores de las ciencias históricas, promueve el renacimiento de la vida interior de los pueblos y restaura el sentido dinámico del desenvolvimiento histórico-social de la humanidad.

Sobre la pedagogía como sistema cultural cabe consignar que en su obra Historia de la pedagogía, Dilthey enfoca el estudio de la educación de los pueblos desde la perspectiva de sistemas culturales que entroncan con los fines e ideales pedagógicos. Inicia su trayectoria con los pueblos de la cultura clásica griega y romana, continúa con la época medieval, el humanismo y el renacimiento, y culmina la obra en el siglo XVII con la gran figura de Comenio.

En la "Introducción" de la obra citada recobran actualidad tanto sus críticas a los malos docentes de nivel secundario como sus palabras sobre la formación del profesor.

"Esta preparación del profesor exige dos cosas: primero preparación pedagógica de toda la persona; después conocimiento científico de la materia que quiere enseñar el futuro educador.(...) Su preparación pedagógica personal tiene que ser fundamentada igualmente en la universidad".5

Tal conocimiento científico hace presente, de alguna manera, la apertura del docente universitario hacia la interpretación o comprensión del sentido del hecho histórico. Se trata de un modo de recrear, en el espacio áulico, los procesos interpretativos que llevó a cabo el investigador sobre los acontecimientos analizados.Además, sostiene que la experiencia docente y la práctica educacional son fundamentales para contextuar científicamente el quehacer pedagógico. La pedagogía no puede ser una ciencia de validez general porque ello implicaría un alto grado de abstracción y de teorización sin práctica. Acepta, en cambio, sólo un determinado número de reglas que tienen validez general. Tales reglas se refieren a las intuiciones, la atención, la memoria y a otros puntos de vista de su psicología descriptiva, expresadas en la interrelación "educando-educadorconocimiento".

Con respecto a los vínculos entre pedagogía y filosofía, señala:

"El objeto de estas lecciones es la historia y sistema de la pedagogía.(...) Pero esta misión misma es una de las más altas de la filosofía; pues desde un punto de vista general, la floración y fin de toda verdadera filosofía es la pedagogía en su más amplio sentido: teoría de la formación del hombre". 6

Esta tesis es también enunciada en su obra Teoría de la concepción del mundo, (cuya primera edición alemana es de 1924, con posterioridad a su muerte). En ella el autor concede un amplio espacio a la fundamentación disciplinar de la pedagogía. Al respecto, dice:

"La pedagogía es, en consecuencia, la meta práctica más alta a que puede conducir la filosofía".7

En esta última cita se manifiesta el sentido práctico de la pedagogía, que revela las acciones intersubjetivas entre educando y educador. Por otra parte, define a la pedagogía como la exposición analítica de los diferentes procesos educativos de la que se pueden deducir reglas que regulan la educación, siempre que las acciones pedagógicas estén en estrecha relación con la vida psíquica de los educandos y con el sentido histórico-social de los pueblos.

4. Reflexiones finales sobre la temática presentada.

A modo de cierre se transcriben algunos cuestionamientos sobre las temáticas expuestas:

i. Sus investigaciones no presentan una demarcación precisa entre la racionalidad del sujeto y aquellas instancias de conocimiento enfocadas desde posturas psicológicas, tales como "intuición", "sensación", "memoria", "atención", "experiencia" e, incluso, con relación al propio término "vida", que más tarde alcanzará un papel sustantivo en las concepciones filosóficas de Husserl, Schütz y Habermas.

ii. Tal carencia de una demarcación conceptual de campos disciplinares propicia un marcado acercamiento a connotaciones metafísicas, agravado por el uso de un vocabulario filosófico que registra vocablos tales como: "vivencias" , " cultura histórica de los pueblos" , " cultura nacional" y "ciencias del espíritu". Precisamente su contemporáneo Rickert polemiza con él a causa de esta última denominación, que apela a un término metafísico ("espíritu"), aun cuando Dilthey sostiene que su fundamentación se basa en la teoría del conocimiento. Rickert propone para las ciencias sociales la denominación "ciencias culturales". Con anterioridad Windelband las denominó "ciencias idiográficas".

iii. Un nuevo cuestionamiento surge sobre los estudios de la psicología, por cuanto han quedado científicamente postergados frente a nuevas corrientes psicológicas de envergadura científica en la primera mitad del siglo XX, tales como la teoría piagetiana, el psicoanálisis y las propuestas de Vigovstky.

iv. Además se considera que el método hermenéutico de Dilthey no pudo trascender el plano psicológico de la subjetividad, por cuanto sostiene que "comprender es comprender a otros sujetos" . En descargo de esta crítica se rescata la interpretación hermenéutica en el contexto histórico y sociocultural de los pueblos. Simmel - continuador de la línea filosófico-cultural de Dilthey- va a sostener la empatía, es decir "ponerse psíquicamente en el lugar del otro", como el medio por el cual se alcanza la interpretación o comprensión de los hechos y situaciones de los otros sujetos. 8

v. Por último, retomo una de las principales tesis pedagógicas de Dilthey - también cuestionada- referida a la pedagogía como culminación práctica de la filosofía. A ese respecto cabe recordar que su pensamiento filosófico nunca adhirió a los sistemas "cerrados". Desde esta última perspectiva su enunciado sobre la pedagogía como cúpula y coronamiento del saber filosófico podría ser entendido como la preeminencia de un sistema cultural abierto en tanto que se sustenta en la práctica educacional y, desde ese lugar, propicia una apertura permanente del saber filosófico que se construye -a su vez- desde la interpretación de la vida como movimiento transformador histórico-cultural de los pueblos.

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1. Dilthey,W., (1949), Introducción a las ciencias del espíritu. México, Fondo de Cultura Económica, Cap. II, pág.13 y sgtes.

2. Dilthey, W., "Die Entstehung der Hermerneutik". En: Gusdorf, G. (1960) Introduction aux Sciences Humaines. Paris, Les Belles Lettres, pp. 442 y sgtes.

3. op. cit. pp. 142 y sgtes.

4. El vocablo "perfección" es frecuentemente utilizado -especialmente en la línea espiritualistapara caracterizar a la acción educativa.

5. Dilthey, W., (1942), Historia de la pedagogía. Bs.As., Losada, pp.12 y sgtes.

6. Dilthey, W., (1954), Teoría de la concepción del mundo. México, FC E, p. 333.

7. op. cit.

8. Simmel, G. Sociología.Estudio sobre las formas de socialización,1908. Traducción al español de 1927.

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