Revista de Filosofía y Teoría Política, 2002, nº 34, p. 71-76. ISSN 2314-2553
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Filosofía.

Ponencia/Congress paper

Nuestro mundo, el mundo extraño y el mundo natural: Interculturalidad y objetividad en Husserl

Ariel A. Constenla Haile


En este trabajo estudiaremos el problema de la interculturalidad en Husserl a partir del
Anexo XXVII, Hua IX, en dónde aparece como "el problema del concepto natural de
mundo en tanto estructura de identidad , válida para todos los hombres, de sus
diferentes mundos circundantes" (op. cit., 496, 498, 501).1

1. "Un mundo nos está predonado". Cada uno de nosotros tiene de él su mundo circundante orientado en torno al cuerpo propio como objeto-cero del sistema de coordenadas desde el cual experimenta todo objeto mundano.2 Este no es un mundo privado, sus objetos son accesibles a todos , aunque cada uno tenga sus fenómenos subjetivos según la orientación espacial;3 y, concuerden éstos o no con los de los Otros, estamos todos referidos al mismo mundo, que está ahí, conocido y accesible (Hua.IX,496).

2. Pero, ¿ a qué NOSOTROS se refiere este mundo nuestro (id.)?. La respuesta a esta pregunta limita la objetividad del mundo circundante, su accesibilidad- para-cualquiera, introduciendo así el problema del relativismo cultural.4

El "nosotros" es una comunidad de comprensión (Verständigungsgemeinschsft), que no abarca todos las hombres en general, sino sólo aquellos con los cuales formanos una comunidad de vida. El mundo circundante común es un mundo cultural accesible para cualquiera que esté en la unida de la misma tradición histórica (Hua,IX,488s,v.409s).

El mundo en que vivimos, nuestro mundo de la vida, no lo compartimos con todos los hombres: hay objetos que están ahí para nosotros (si bien en aprehensión cambiante, que puede o no concordar), que no están ahí para ellos: obras de arte, herremientas, ciencias y teorías, constituyen nuestra "posesión espiritual completamente accesible" (Hua.IX,359). Pero un hombre de un mundo extraño no tiene de ellas ninguna experiencia, incluso si las ve: un bantu, frente a una obra de arte, ve ciertamente una cosa, pero no ve el objeto con el sentido cultural que tiene en nuestro mundo circundante, el sentido de, p.e., el David de Miguel Ángel (Hua.IX,497).

3. Cada hombre comprende su mundo circundante, su cultura, en tanto hombre de la comunidad que la configura históricamente, comprensión que está vedada a alguien de otra cultura: "Sobre el ser y el no-ser en nuestro mundo, podemos disputar unos con otros, pero no con el bantu, pues él, como individuo de su 'Nosotros', tiene un mundo circundante otro" (Hua IX,497,v. Hua I,160s.).

Si tenemos entonces "muchos mundos verdaderos" (el de los europeos, el del bantu, etc.), cada uno de los cuales posee objetividad relativa (accesibilidad para el respectivo "Nosotros", relativa a cada mundo cultural), surge el problema de la interculturalidad, de la comprensión entre culturas, y también el de un único mundo con una objetividad absoluta, es decir, una accesibilidad absolutamente incondicionada "para-cualquiera" (Hua I,160; Hua IX,498s.).

4. El elemento en común (Gemeinsamkeit, Hua IX,498,505) entre dos sujetos de culturas completamente distintas, es aquello que posibilita la experiencia del Otro como hombre: la CORPORALIDAD. Ella mediatiza la comprensión entre los hombres, constituye la condición de posibilidad de un mundo de cosas que es uno y el mismo para todos (Hua XIII,230). La tipología de su funcionamiento (Hua IX,500) permite constituir un sistema de coordenadas común, con una comunidad total (Allgemeinsamkeit) de los fenómenos perceptivos, y una estructura unitaria de la NATURALEZA con las formas universales Espacio-Tiempo. A partir de su corporalidad, los sujetos de mundos extraños se comprenden recíprocamente como hombres, referidos al mismo mundo natural "con el mismo sol, las mismas estrellas, la misma tierrra", en tanto invariantes estructurales del mundo absolutamente objetivo que atraviesa cada mundo circundante cultural (Hua IX,498-500; Hua XIII,218).

5. Pero esta comprensión mutua básica (que llamaremos 'comprensión natural') no basta para una intercultural: las objetividades culturales son biestratificadas (zweischichtige); poseen un estrato inferior sensible, material, y uno superior, fundado en él, su significación o sentido cultural. El primero constituye el 'núcleo de donación perceptiva' del objeto, en virtud del cual es accesible, en tanto COSA ESPACIAL, al Extraño (Hua IX,379;v.502,n.1), por la mediación de su corporalidad, que es 'para él (...) órgano de la accesibilidad perceptiva de todo otro objeto' (Hua IX,489). Mientras que los predicados culturales son determinaciones no perceptibles que, conforme a su origen y sentido, remiten a sujetos de un mundo cultural común.7

Pero no sólo 'escapa' a él la significación de nuestros objetos culturales en sentido estricto; sino que, en la medida en que la NATURALEZA (lo común en la comprensión mutua natural) es transformada en MUNDO CULTURAL por nuestro obrar y vivir (Hua I,160), todo lo real-natural cobra algún sentido impreso por algún sujeto, el cual 'puede ser comprendido ulteriormente (nachverstanden) por cualquiera que pertenezca a una y la misma comunidad de comprensión recíproca posible' (Hua IX,113). Así, los hombres son unos para otros 'objetos culturales', al ser educados y educables. Además, tienen determinaciones finales: son funcionarios públicos, ingenieros, etc. (Hua IX,113,498). Incluso la mayoría de las cosas de nuestro mundo de la vida son experimentadas como cosas 'espiritualmente significativas': casas, jardines, etc. (Hua IX,111,498).

Alguien de un mundo extraño nos verá como hombres, pero no 'como lo que realmente somos (...) lo que es correlato de nuestro mundo': como profesores, estudiantes, etc. Igualmente, verá nuestras casas, iglesias, paisajes, y, quizá tendrán también para él el carácter de edificaciones, paisajes,8 pero no podrá comprender, p.e., las determinaciones finales impresas originalmente por el arquitecto ni las adheridas luego en el curso 'de las generaciones comnizadas unas con otras por la unidad de la tradición' (Hua IX,410); pues (en este nivel) sólo hay elementos comunes interculturales respecto a las determinaciones espacio-temporales, la mera NATURALEZA (Hua IX,498).

6. ¿Cómo pasar de esta mínima comprensión natural, a una intercultural plena? ¿Es realmente necesario ese paso? La propuesta de Husserl se mueve aquí en dos planos:

Por un lado, se trataría de una analogía de la experiencia del Otro (empatía), de una constitución orientada (Hua I,161). Los pasos que van desde la primer empatía con mi madre (Hua XV,604s.) a las de 'mi familia, mi entorno primario, mi pueblo, mi esfera cultural', en un nivel, y a las del 'hombre extraño de una esfera cultural extraña', su entorno primario, etc., en otro, son sólo análoga de la empatía (Hua IX,488,n.1).

Por otro lado, la aprehensión analogizante del Extraño mediante la asociación apareante de su cuerpo con el mío, i.e., la empatía (Hua I,parágs.51ss.), posibilita sólo la apercepción del Extraño como hombre, y, correlativamente, un mundo natural común, pero 'es insuficiente para determinar la individualidad del Otro y de su comunidad histórica' (Hua IX,488). La plena comprensión intercultural se dará sólo si estamos 'en la misma tradición histórica, en la unidad de un mundo cultural común a ambos' (Hua IX,489).

Así, la comprensión de la cultura extraña por analogía con la propia9 se distingue de la producida por una vida en común, por un vivir-dentro, o intro-vivir (hineinleben)10 la otra cultura.11

Sin embargo, Husserl queda sin decidirse: en Hua I,parág.58, la interculturalidad se resuelve en una analogía con la constitución del Otro, y en Hua IX dice, después de expresar la necesidad de un vivir-dentro, que los niveles de comprensión entre distintos hombres, pueblos, culturas, se franquea ya sea estableciendo una vida comunitaria REAL, ya sea mediante el establecimiento ANALÓGICO de dicha vida (Hua IX,489). Ambas posibilidades parecen tener el mismo status, y Husserl no elige ninguna de las dos, aunque haya marcado las limitaciones de la primera.

7. Para concluir, debemos recalcar que la comprensión natural, basada en la corporalidad, es necesaria, pero no suficiente, para afirmar la interculturalidad en tanto comprensión recíproca entre culturas extrañas: aunque el bantu nos comprende como hombres y tenemos un mundo natural común, lo específicamente cultural nuestro sigue siendo inaccesible a él.

Además, nos parece incorrecta la interpretación de la comprensión intercultural plena como analogía de la empatía: primero, porque para que una cultura comprenda analógicamente a otra, a lo extraño de la segunda debería corresponder un sentido cultural semejante en la primera, con el cual pueda aparearse y transferir así dicho sentido. Pero no siempre se da esa simetría: el bantu no tiene experiencia estética ni, por ende, objetos estéticos. Segundo, la vida anímica del Otro no es análoga a la cultura extraña: la experiencia del Otro es 'la accesibilidad verificable de lo que es originariamente inaccesible' (Hua I,144), ella es sólo accesible originariamente al propio sujeto, pero la cultura extraña es accesible inmediatamente a cualquiera que pertenezca a ella,12 y, en ese sentido, es cultura objetiva.

Por último, cabe aclarar que la comprensión natural posibilita la objetividad absoluta (Hua IX,p.499,l.6) del mundo natural, a la cual escapa, no obstante, la objetividad plena (p.498,l.24) del mundo cultural (que es a su vez relativa a dicho mundo). Esto se debe a que la primera sólo es pensable como una forma estructural abstracta en todos los mundos circundantes (Hua IX,499). Así, podemos decir que la objetividad plenamente absoluta sólo es posible mediante la comprensión intercultural plena, absoluta, obtenida a partir del intro-vivir recíproco de culturas extrañas.

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1. La sigla corresponde a: E.Husserl,Gesammelte Werke-Husserliana. Dordrecht/Boston/London: Kluwer Academic Publishers, 1950ss. Se cita seguida de tomo y página.

2. Para los conceptos de cuerpo/cuerpo propio (Leib/Eigenleib), cuerpo como órgano, y orientación, ver: Hua IX,107,392,489,490,506; Hua I,157,148,175; Hua XIII,113-118, especialmente 116ss.; Hua XV,580ss.

3. Hua XIII,117: 'Cada uno tiene en torno a sí el mismo mundo, y eventualmente, son muchos quienes ven la misma cosa, el mismo fragmento de mundo; pero cada uno tiene su fenómeno de la cosa (...) la misma cosa aparece de otro modo conforme a la posición espacial que ocupe (...) mi anverso de la cosa es eventualmente para el Otro su reverso'.

4. Sobre el relativismo cultural consultar: Hua IX,488dss.,492,496-498; Hua I,124,160ss.

5. Husserl mantiene esta tesis a lo largo de distintas épocas, ver, p.e.: Hua XIII, Anexo XXV,217s. (1910), AnexoXXIX,230 (1912), Hua III,parág.53 (1913);Hua IX, Anexo XXVII,488,492,498-500;502,n.1 (1925); HuaI,149,160 (1929).

6. Ver Hua IX,111ss.,359,371s.,380ss.,396ss.,459,502s.

7. Sobre la Subjektbezogenheit de los predicados culturales, ver Hua I,124,127; Hua IX, 112,114s.,118,359s.,382,384s.,409s.

8. Esto será posible si tiene de esos objetos una aprehensión anticipativa como objetos de un determinado TIPO,; si puede transferir por analogía un sentido ya fundado originariamente; ver: Hua I,141,147,112s.,95s.; Hua IX,462s.,497s. Dicho simple: el bantu, p.e. , al ver nuestras casas, las verá como moradas, si en su mundo circundante existen hogares en los cuales habitan los hombres.

9. Esta sería una mera analogía de la constitución del Otro: el cuerpo del Otro sería el mundo natural circundante de esa cultura extraña; la vida anímica empatizada, la totalidad de los sentidos culturales de su mundo, i.e., la CULTURA..

10. En el Anexo XXVII de Hua IX Husserl usa tres veces este verbo para referirse siempre al llevar una vida en común: p.489,l. 47;p.496,l. 7;p.505,l. 11 .

11. Hua IX,488s.: 'Un conocimiento de experiencia realmente concreto del Otro sólo puede obtenerse cuando el experimentante se halla con el experimentado en la unidad de la misma tradición histórica, en la unidad de un mundo cultural concreto común para ambos, con los objetos culturales que están ahí sin más para ambos (...) Ambos deben hallarse en la unidad de una vida comunitaria de una humanidad comunizada (...) Si este no es el caso, entonces sólo se conseguirá el conocimiento mediante el cual pueden abrirse a él la historia y socialidad extrañas'.

12. Ver: Hua IX,111,115,359,369,371s.,396,399s.,409s.,502s.

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