Revista de Filosofía y Teoría Política, 2002, nº 34, p. 337-349. ISSN 2314-2553
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Filosofía.

Ponencia/Congress paper

La doble función de la alteridad, su aporte y su relevancia en el terreno metodológico del Sofista de Platón

Silvia Liliana Tonti


En este trabajo me ocupo de la doble función de la alteridad en el terreno metodológico del Sofista1 de Platón.2 Este examen supone precisar, por una parte, (I) cómo juega el no ser así entendido en el procedimiento de división dicotómica (Sof. 218 b-231 e5), que pone en práctica la búsqueda de la definición. Dicho mecanismo definicional es novedoso con relación a los diálogos tempranos3 y de madurez. En este caso, si bien Platón apela a este procedimiento sin haber demostrado aún la existencia del no ser como alteridad, esta concepción parece estar en germen. En este contexto, intentaré mostrar, se exhibe una función "diferenciadora" de la alteridad en el terreno metodológico.

Por otra parte, (II) advierto igualmente de manera anticipada otro rol decisivo de la alteridad en la caracterización platónica de la dialéctica, como ciencia de la combinación de los géneros-formas inteligibles (Sof. 253 d4-e2). En este caso, mostraré que una función "combinativa" de la alteridad permite inferir indirectamente -ya que toda combinación reposa sobre la base de la diferenciación- cuál es la capacidad de relación mutua entre los géneros-formas.

Finalmente, si se acepta mi interpretación, las conclusiones destacarán un papel decisivo de la alteridad en el terreno metodológico.4 Pero, además, doble sería la función que cumple el no ser así entendido en el terreno mencionado.

I

Dentro del contexto del Sofista, es el Extranjero de Elea,5 discípulo de Parménides y de Zenón, quien va a ejercitar los diversos pasos de la división dicotómica,6 comenzando por el sofista.7 Se trata de un término que -parafraseando a Aristóteles- se dice de muchas maneras. Incluso se lo confunde con el filósofo, revelando que no hay acuerdo entre los interlocutores en el uso que hacen del término "sofista". Parecería que filósofo y sofista, aunque diferentes, están muy ligados, lo cual exige precisar su definición para que ambos no se fundan en la indiferenciación. El Extranjero, en Sof. 218 c-d, ve la necesidad de buscar una definición del sofista, ya que sólo se dispone del nombre. Propone seguidamente practicar en un objeto más fácil el camino que llevará a ella, ya que ambos piensan que la especie del sofista es difícil y dura de capturar. Sugiere algo fácil de conocer y pequeño,8 como el "pescador con caña", que constituye el paradeigma,9 que será luego aplicado a la definición del sofista.10 Si bien esta definición no es conflictiva como la del sofista, requiere, en cuanto al procedimiento concierne, la misma rigurosidad.

Debe buscarse, como punto de partida, la característica común más general que dicho objeto posee para determinar el género (génos) correspondiente a la forma (eîdos) por definir. Se inicia a partir del género "arte" la búsqueda de la definición del pescador con caña. Este primer paso que se lleva a cabo es la reunión, que consiste en aprehender aquel rasgo común que unifique cierta cantidad de cosas diferentes.11 Una multiplicidad, entonces, que incluye muchas otras cosas aparte de la que se quiere definir, se ve reunida en una unidad: el génos. Pese a que Platón no proporciona regla alguna acerca del género del cual hay que partir, la reunión, en la que la intuición juega un rol decisivo, es muy importante en todo el procedimiento, porque si se equivoca en la elección del género, se fracasará en las restantes divisiones.12 .

El segundo paso del procedimiento dicotómico es la división. Se trata ahora (Sof. 219 a8-d10) de establecer cómo se trazan las sucesivas divisiones. En este caso, dentro del género arte, es fácil advertir que hay un criterio,13 que permite distinguir entre las artes "adquisitivas" y las "productivas": dividir kat'eíde. Se ubica así el "pescador con caña", dentro de la forma"adquisición", en tanto la pesca con caña no produce su objeto sino que lo apresa mediante su acción. Seguidamente, se continúa trazando divisiones hasta llegar a aquello que se pretende definir (atomôn eidôn).

En tanto la división dicotómica consiste en una serie de cortes sucesivos del género inicial, la definición, y en esto consiste una de las innovaciones del Sofista, ya no se expresa en un único lógos, sino en un entramado complejo de diferentes lógoi. Así el Extranjero (Sof. 221 a8-c3) expresa que "hay acuerdo respecto del pescador con caña no sólo en el nombre, sino que también se ha captado precisamente su definición. De la totalidad de la técnica -prosigue- una mitad era adquisitiva; de ésta, la mitad era la captura; cuya mitad es la caza; de la caza, la de seres vivos; de la de seres vivos, la flotante; de ésta, toda la división inferior correspondía a la pesca; de la pesca, la caza contundente; de la contundente, la caza con anzuelos; de ésta, la que captura levantando de abajo hacia arriba que es la técnica que estamos buscando y que recibe por nombre pesca con caña."

Se advierte que la definición constituye un conjunto de enunciados que implican el enlace ordenado de aquellas determinaciones que han ido surgiendo en el curso de las divisiones. En este momento, los interlocutores afirman que hay un genuino acuerdo en el nombre, que deberá existir también en la definición del sofista. Se trataría, en definitiva, de que cuando dos personas nombren al sofista refieran lo mismo. Platón insiste, ya desde el Cratilo, en que el mero uso de los nombres, aunque muchas veces parecen revelar acuerdo, no es suficiente para definir qué es algo (tìpot'ésti), porque bajo del nombre, aparentemente unitario, subyacen una serie de determinaciones que el nombre muchas veces no alcanza a exhibir.

Sendas determinaciones están presupuestas, por ejemplo, en el procedimiento definicional por división dicotómica, en virtud de que cada vez que se efectúa un corte, esto trae aparejado la separación de una forma de otra, que será luego reunida con otra forma hasta llegar a la forma indivisible (atomôn eidôn). Es aquí donde advierto implícitamente la presencia del no ser como alteridad, porque en cada división que se establece en el marco del modelo dicotómico, una forma se opone a la otra, pero a pesar de ello no se afirma que sean contrarias, sino sólo diferentes.14 La noción de contrariedad aplicada tanto al ser como al no ser -se insiste en el Sofista- conlleva connotaciones absolutas que generan aporías insalvables. Todo planteamiento extremo en términos de se es alguna cosa o no se es nada.15 será combatido en el diálogo, porque cuando se habla de lo que no es, dirá Platón, no se habla de algo contrario a lo que es, sino sólo de algo diferente.16 Resulta significativo, además, señalar que el término héteron interviene dos veces en el pasaje recientemente examinado. Primero, en Sof. 220 a7-10, donde se divide la técnica atinente a los seres vivos en la caza terrestre y una diferente (tò d' héteron),17 la caza flotante. En Sof. 220 c10-d3, Platón se vale nuevamente del término para distinguir la caza por cerco de la caza por golpe violento (héteron mèn ekeínou). Platón no ha demostrado todavía, es cierto, la existencia del no ser como alteridad, sin embargo, el uso de héteron en el transcurso de las divisiones parece manifestar también el germen de esta concepción.

Ahora bien, ¿cuál es la función precisa de la alteridad en este procedimiento definicional por división dicotómica? ¿Es necesaria su intervención en el momento de efectuar una definición? Si es correcta mi interpretación, el papel de la alteridad es decisivo, pues definir qué es algo obliga a distinguir el objeto de todo aquello que no es. Aprehender aquello que identifica al objeto que se busca definir requiere, a la vez, aprehender aquello que lo diferencia. En los diálogos tardíos, definir no implica únicamente, como en los primeros, determinar aquello que es común a una multiplicidad de cosas entre las que se incluye el objeto que se busca definir. Mientras que entonces aprehender qué es algo, i. e., su eîdos, suponía captar una estructura común a dicha multiplicidad, en el Sofista se trata de aprehender, además, lo diferente. Esto es así -se advierte en el transcurso de las divisiones- porque la cosa guarda relaciones con todo aquello que, de algún modo, no es y esta relación con lo que no es resulta determinante a la hora de explicar su naturaleza. Estas conexiones son las que permiten acotar qué son las cosas, al tiempo que permiten definirla. De este modo, se proporciona una definición que explica por qué la cosa es lo que es.

Un rol decisivo conviene asignársele a la alteridad, pues determinar una característica esencial supone, recíprocamente, diferenciarla de otras características que, aunque las cosas no las posea, le están emparentadas. Reunión y división, en tanto suponen aprehender caracteres idénticos al tiempo que distintivos, surgen así como dos operaciones lógicamente simultáneas.18 Y esto es posible gracias al rol "diferenciador" del no ser como alteridad, que opera a la vez la "separación" de una forma de otra, para -indirectamente- "reunirla" con otra.

II

Ahora explicaré otro papel que cumple, a mi juicio, la alteridad en el orden metodológico, sólo que esta vez relacionado con la caracterización platónica de la dialéctica como la ciencia de las combinaciones entre las formas-géneros. Ejerce, en este caso una función "combinativa" que permite establecer las relaciones entre los géneros-formas -aunque indirectamente, pues toda combinación reposa sobre la base de la diferenciación.

Ahora bien, examinar adecuadamente el célebre pasaje de la dialéctica supone un roce inevitable con el aspecto ontológico de la alteridad. Dado que todo método filosófico, para Platón, está íntimamente unido a la estructura de la realidad inteligible y a ella responde, la inseparabilidad del orden lógico y el ontológico va de suyo.19 La dialéctica no describe un procedimiento entre otros, sino el método filosófico,20 esto es, la tarea propia del filósofo, con apoyo en una teoría modificada de las formas inteligibles.

El pasaje 253 c-254 b del Sofista es uno de los más controvertidos.21 Platón muestra allí cuatro situaciones entre otras,22 en las que el dialéctico sabrá desempeñarse para alcanzar el discernimiento de las formas-géneros con vistas a dar cuenta de la estructura de la realidad.23

Platón declara -otra de las célebres innovaciones del Sofista- que los géneros-formas pueden mezclarse, pero sin que esta mezcla sea indiscriminada. Establece, primero, que es "necesario una de estas cosas: que todo pueda mezclarse, que nada pueda, o que algunas puedan y otras no". Muestra, inmediatamente, que las dos primeras alternativas son imposibles.24 Sentada, entonces, la plausibilidad de la tercera hipótesis, de donde se sigue que los géneros-formas pueden combinarse según ciertas leyes de consonancia y disonancia, el Extranjero caracteriza a la dialéctica en Sof. 253 d 1-e 3 en estos términos:

"Extr.- (A) Dividir por géneros y no considerar que una misma forma es diferente, ni que una diferente es la misma, ¿no decimos que corresponde a la ciencia dialéctica?

Teet.- Sí, lo decimos.

Extr.- Y bien, quien es capaz de hacer esto: (a) distinguir una sola forma que se extienda por completo a través de muchas, que están cada una de ellas separadas; (b) y muchas, distintas las unas de las otras, rodeadas desde afuera por una sola; (c) y una sola, pero constituida ahora por una unidad a partir de varios conjuntos; (d) y muchas diferenciadas por completo; (B) quien es capaz de esto, repito, sabe distinguir respecto de los géneros cómo algunos son capaces de comunicarse con otros y cómo no."

La dialéctica consiste, según se infiere de este difícil pasaje,25 (A) en saber dividir por géneros, teniendo en cuenta lo idéntico y lo diferente entre los génerosformas en juego, es decir, saber cuál es la capacidad de relación mutua entre ellos. Platón presenta cuatro diferentes situaciones26 que describen un doble movimiento uno-múltiple, uno-múltiple de los géneros-formas, sin referencia alguna a entidades sensibles.27 Estas cuatro situaciones no presentarían, sin embargo, un marco simétrico. Dado que este proceso de unidad y multiplicidad se desplegaría en función de los géneros-formas que entran en relación y que, de acuerdo con mi interpretación, no son necesariamente los mismos en los distintos momentos aludidos en (a), (b), (c), (d).28

Ahora bien, ¿cómo se vinculan estas situaciones entre sí? Muchas son las respuestas que se ofrecen a la cuestión.29 La interpretación de Crombie es, a mi juicio, la más convincente. El autor sostiene que (a), (b), (c) serían tres descripciones acerca de cómo los géneros-formas aceptarían combinarse, mientras (d) mostraría cómo no lo hacen.30 Teniendo en cuenta esto, la forma (mían idéan) que se menciona en (a) referiría a la forma-género del no ser como alteridad, porque es la que, precisamente, por invadir a las demás formas-géneros causa la "diferenciación" necesaria para que ellas puedan ulteriormente combinarse. Por ello, en (b) es posible concebir muchas formas separadas rodeadas por una sola: la alteridad. En (c) se aludiría a la combinación de una forma cualquiera con otros géneros-formas, ya que una forma es concebida como "una", pero dicha forma es en relación con otras. Así, por ejemplo, como dirá Sof. 255e -256e, el movimiento es, en tanto se mezcla con el ser, pero también es lo mismo que sí mismo, en tanto se mezcla con la mismidad y es diferente de toda otra cosa, en tanto se mezcla también con lo diferente. En (d), en cambio, parecería referir a aquellos géneros-formas que, en la medida en que están completamente31 separados, como el reposo y el movimiento, no admiten combinación.

El pasaje parecería sugerir, además, una suerte de jerarquía entre los géneros-formas en juego. Habría, según Gómez Lobo, de entre los géneros-formas que Platón más adelante establecerá, algunos32 que podrían denominarse "invasores" frente a otros "no invasores". Los primeros se extenderían a todas las cosas y, por ende, serían aplicables universalmente, como el ser, la mismidad y la alteridad. Mientras que los segundos,33 tales como el movimiento y el reposo, se inscribirían dentro de los géneros-formas que no admiten combinación. Movimiento y reposo son, al decir de Platón, enantiòtata allélois, el ejemplo paradigmático de formas que se excluyen mutuamente.34 Gómez Lobo señala, a propósito de la cuestión, que la tarea del dialéctico pone énfasis, precisamente, en la atención a estos dos grupos diversos de formas.35

De acuerdo con esta interpretación, sería posible reconocer36 que el ser, la mismidad y la alteridad están en un nivel diferente del movimiento y del reposo. Y si, además, de estos tres géneros-formas hay que determinar cuál de ellos es el que abraza, penetra, invade a los restantes, permitiendo sus ulteriores combinaciones, ese género no es otro que el no ser en tanto alteridad o diferencia, en tanto causa la diferenciación entre los géneros-formas e, indirectamente, permite su combinación. El pasaje que toma como ejemplo el movimiento ilustra precisamente cómo pueden establecerse las relaciones entre ellos.37

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El estudio de este trabajo se ha ceñido al aspecto metodológico de la alteridad, lo cual condujo a precisar cómo juega el no ser así entendido, primero, en el procedimiento de división dicotómica cuyo objetivo es la definición y, luego, en la descripción de dialéctica como la ciencia de las combinaciones entre los génerosformas.

En lo que a división dicotómica concierne, la alteridad parece ya estar en germen, pese a que Platón no ha demostrado aún su existencia. En cada par de la división dicotómica se advierte que una forma se opone a otra sin que ello signifique que sean contrarias, sino diferentes. En cuanto a la caracterización de la dialéctica, como ciencia de la combinación de los géneros-formas inteligibles, en ella se advierte igualmente de manera anticipada un rol relevante de la alteridad que, sobre la base de la diferenciación, permite inferir cómo los géneros-formas se combinarían entre sí.

Pero además, significativamente, doble sería el papel de la alteridad: en el procedimiento dicotómico la alteridad exhibe su rol "diferenciador", porque toda relación con lo que no es resulta determinante a la hora de explicar la naturaleza de la cosa. En la dialéctica la alteridad ejerce, si bien indirectamente, un rol "combinativo", porque es la única forma (mían idéa) que atraviesa a los demás géneros-formas, estableciendo la "diferenciación" que posibilita sus ulteriores combinaciones. En tal sentido, merece destacarse la superioridad de la alteridad, género-forma fundamental que da razón no sólo de la diferencia sino también de las ulteriores combinaciones.

Bibliografía

I.- Ediciones

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III.- Obras generales y específicas de consulta

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Stenzel, J. (1861), Studien zur Entwicklung der platonischen Dialektik von Sokrates zu Aristoteles, 3 Auf., Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1961.

IV.- Artículos

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Gómez Lobo, A. "Plato's description of dialectic in the Sophist 253 d1-e2", en: Phronesis, XXI, 1, 1977, pp. 29-47.

Li Carrillo, V. "Las definiciones del Sofista", Episteme, 1959-60, nº 1261, pp. 83-184.

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Michaelides, C. "The concept of Not-Being in Plato", Diotima III, 1975, pp. 19-26.

Santa Cruz, M. Y., "División y dialéctica en el Fedro", en: Revista Latinoamericana de Filosofía, vol. XVI, 2, 1990, pp. 149-163.

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Waletzki, W. "Platons Ideenlehre und Dialektik im Sophistes 253 d", Phronesis, 24, 1979, pp. 241-252.

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* Este trabajo es producto del seminario "La última ontología de Platón" que cursara en la Facultad de Filosofía y Letras -UBA- dictado por el Dr. Néstor Luis Cordero y la Dra. Graciela E. Marcos.

1. En la enumeración de los pasajes sigo a Burnet, I., (1979), Platonis Opera. London, Oxford University Press, tomo I. También he consultado Diès, A., (1955), Oeuvres Complètes. Paris, Les Belles Lettres, tome VIII, 3ª partie. En cuanto a las citas, están tomadas de El Sofista. Diálogos. Trad., intr. y notas de Cordero, N. L., (1992), Madrid, Gredos, 1992, tomo V, a menos que se lo indique expresamente.

2. Dados los límites de este trabajo, no podré desarrollar íntegramente mi tesis, pues la alteridad ejerce un doble rol no sólo en el terreno metodológico, sino también en el ontológico y el epistemológico, confiriendo, por lo demás, la unidad de los distintos temas debatidos en el diálogo.

3. Recuérdese que en éstos se insistía en la búsqueda de aquella característica idéntica, aquello común que todas las cosas compartían y hacía que fueran lo que son. Cf., por ejemplo Menón 72 b 1-7.

4. Cf. supra n. 2 del presente trabajo.

5. El Extranjero de Elea hace su primera intervención en el Sofista. Este personaje ha sido muy cuestionado en la medida en que se desconoce su nombre. No obstante, se sabe que ha sido formado en la escuela de Parménides y Zenón. Cf. al respecto, Rosen, S., (1983), Plato's Sophist. The Drama of Original and Image. London, New Haven, Yale U.P., p. 62. El autor sostiene allí que la cuestión no atañe tanto a saber "quién es el Extranjero", sino, más bien, "qué es el Extranjero".

6. Platón ofrece, en ausencia de reglas explícitas el proceso mismo de definición. Es recién a partir del Político donde se ajusta a una serie de reglas explícitas. Cf. Político 257 a - 268 d. En este célebre pasaje Platón - teniendo en cuenta la inseparabilidad del orden lógico y ontológico - no se limita a mostrar el proceso mismo de la división dicotómica, sino que introduce una consideración sobre la naturaleza de la división dicotómica y las reglas que se deben seguir para hacer un uso legítimo de ella. Cf., además, Santa. Cruz, M.I., (1988), intr. al Político, en Platón. Diálogos. Madrid, Gredos, vol.V, p.488. Las reglas del Político están orientadas, fundamentalmente, a evitar apresuramientos que pueden conducir a establecer una división entre meras partes y no en formas. No pueden, por tanto, ahorrarse etapas para llegar más rápidamente a la meta. La división del género "arte" en "productivas" y "adquisitivas" constituyen una genuina división por formas (eíde), porque son lógicamente equivalentes, en tanto agotan el género que estamos dividiendo. Cf., además, Político 262 a-263 c.

7. Anteriormente, en Sof. 217, Sócrates había planteado la necesidad de establecer las distinciones entre el filósofo, el sofista y el político. Sobre toda esta parte metodológica, que refiere al procedimiento definicional por dicotomía, véase el exhaustivo trabajo de Li Carrillo, V. "Las definiciones del Sofista", Episteme, 1959-60, Nº 1261.

8. Curiosamente en Rep. II 368 d2-9, Platón había dicho que el que conoce las letras grandes, podrá conocer más fácil las pequeñas.

9. Paradigma significa "ejemplo", "modelo". En tal sentido, se define como el objeto que se coloca frente (pará) a otro objeto que es más importante y le sirve como parámetro (deîgma).

10. De este modo, el "pescador con caña" constituye el definiendum que debe ser definido mediante un conjunto de pasos rigurosos.

11. Cf., además, Fedro 265 e - 266 b.

12. La prueba de ello está, precisamente, en que las seis primeras definiciones del sofista fracasan porque se equivoca el género -arte adquisitiva en vez de productiva- del cual se partió.

13. Este criterio Platón lo establece en Fedro 265 d-266 a: "se debe dividir por formas, siguiendo las articulaciones naturales y no cortar de modo inadecuado, tal como lo haría un carnicero inexperto". Dividir según formas (kat'eíde) supone respetar el criterio de naturalidad.

14. Así Michaelides, C. "The concept of Not-Being in Plato", Diotima III, 1975, pp. 24-26 afirma que el proceso de la división demostró que cada uno de los términos enfrentados era diferente de la otra parte, y es el no ser así entendido el componente fundamental de la síntesis de las especies.

15. Cf. Sof. 236 d-239 c, en el que se desarrolla toda la discusión acerca del no ser absoluto.

16. Cf. Sof. 257 b.

17. Me aparto en 220a 9 de la traducción de N. L. Cordero, quien no traduce el término héteron.

18. Como bien advierte Santa Cruz, M. I. "División y dialéctica en el Fedro", Revista Latinoamericana de Filosofía XVI, 2, 1990, p. 214, a partir de su traducción del adverbio pálin como "recíprocamente".

19. Cf. Santa Cruz, M. I. Op. Cit. supra en n. 6, p. 488.

20. Es, como bien se deja expreso en República VII, la mayor de todas las ciencias, sólo que Platón no la describe ahora como la ciencia encaminada hacia el principio de todo, sino como la capacidad de distinguir entre géneros-formas, atendiendo a sus relaciones para saber cuáles pueden combinarse y cuáles no. Cf. Tonti, Silvia L. "La dialéctica platónica: la "línea dividida" en la República y la doctrina de la combinación de los géneros-formas en el Sofista", en Femenías- Tonti (comps), Cuatro concepciones de dialéctica. Ed. de la Universidad Nacional de la Plata (en prensa).

21. Cf. Tonti, S. L. "La dialéctica como la ciencia de la sumploké tôn eidôn en el Sofista de Platón", Revista de Filosofía y Teoría Política, 31-32, 1997, pp. 328-339.

22. Sigo en este punto a Néstor L. Cordero para quien este pasaje de la dialéctica describe sólo cuatro posibles situaciones entre otras que el dialéctico sabrá seguramente desempeñar. Contra, por ejemplo, Cornford, F. M. (1957), Plato's Theory of Knowledge. London, Routledge & Kegan Paul LTD., 1957, pp. 262-272.

23. En este sentido, cobra así especial relevancia la teoría de la combinación entre los géneros-formas.

24. Cf. Sof. 252 e.

25. Contra Cornford, F.M. Op. Cit. supra en n. 22, p. 268.

26. Sigo en este punto a Cordero, N. L., cf. n. 223 ad loc Sof. 253 d1-e 3.

27. Contra Waletzki, W. "Platons Ideenlehre und Dialektik im Sophistes 253 d", Phronesis 24, 1979, p. 249; Trevaskis, J. R. "Division and its relation to dialectic and ontology in Plato", Phronesis, 12, 1967, p. 22; De Rijk, L. Plato's Sophist: A Philosophical Commentary, Amsterdam, North-Holland, 1986, p. 155.

28. Contra Gómez Lobo, A., (1977), "Plato's description of dialectic in the Sophist 253 d1", Phronesis XXI, 1, pp. 35-39.

29. Por ejemplo, Cornford, F. M., Op. Cit. supra en n., n. 22, pp. 267-272, sostiene que (a) y (b) representan, al igual que Stenzel, la reunión previa a toda división, que consiste en la captación intuitiva de la forma a dividir, así como también sus diferencias específicas y (c) y (d) son el resultado de la división. Trevaskis, J. R., Op. Cit. supra en n. 27, p. 122, en cambio, afirma que (a) y (b) se refieren a las ideas y sus ejemplos particulares y (c) y (d) a la relación de un número determinado de ideas con su idea genérica.

30. Cf. Crombie, I. M. (1979), Análisis de las doctrinas de Platón. Trad. A. Torán y. J. C. Armero. Madrid, Alianza, vol II, pp. 408-409.

31. Repárese en que esta expresión esta usada en un sentido mucho más fuerte que en (b).

32. Serían semejantes a las vocales en la formación de palabras, según la analogía que Platón presentó anteriormente.

33. Estos géneros-formas serían comparables a las consonantes, algunos de los cuales podrían mezclarse entre sí y otros no.

34. Así Platón nos dice en Sof. 250 a9: "¿Afirmas acaso que el movimiento y el reposo son, uno respecto del otro, las cosas más opuestas que hay?

35. Cf. Gómez Lobo, A. Op. Cit. supra n. 28, p. 37.

36. Sin caer en el modelo de la pirámide, que sugiere Stenzel, J. Studien zur Entwicklung der platonischen Dialektik von Sokrates zu Aristoteles. 3 Auf., Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1961. En efecto, el autor sostiene allí que las formas constituyen eine Pyramide über und untergeordneter Begriffe. En tal sentido, las formas serían clasificadas en "más altas" y "más bajas" reduciéndolas a meros conceptos. Una crítica a esta posición puede encontrarse en Gómez Lobo, A. Op. Cit., supra n 28.

37. Cf. Sof. 255 e-256 d

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