Revista de Filosofía y Teoría Política, 2004, nº 35, p. 17-20. ISSN 2314-2553
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Filosofía.

Homenaje al Profesor Guillermo Obiols

Laura Viviana Agratti


Hoy la Facultad de Humanidades nos reúne en este acto de reconocimiento a Guillermo Obiols, un hombre de esta Universidad que se formó en esta Facultad y en la que desarrolló gran parte de su actividad académica. Un hombre que por su trabajo y dedicación honra a la comunidad filosófica argentina.

Fui alumna de Obiols en 1985. Ciertamente, para quienes vivimos el quiebre de la democratización en nuestra formación no fue difícil extraer, por los contrastes, las diferencias y las ventajas de la nueva etapa. Obiols fue una presencia importante porque a través de su dedicación y preocupación por nuestra formación como profesores nos exigía una respuesta que estuviese a la altura de su compromiso con la tarea.

Activo, serio, responsable y, a la vez, resuelto a desarrollar con sus alumnos una manera de ver la filosofía. Su manera de disponernos al trabajo con la filosofía, para poder enseñarla, nos descentraba no sólo de nuestros trayectos de formación filosófica, basados en la repetición del texto y de la historia de la filosofía, sino que, además, nos disponía a ponernos en perspectiva con ese otro, el destinatario de nuestras enseñanzas en la escuela secundaria.

Parafraseando el título de uno de los artículos con que él inicia un volumen dedicado a la formación docente en filosofía, enseñar a enseñar filosofía era para Obiols una misión CASI imposible. En esta expresión supimos advertir que la cuestión de la filosofía y su enseñanza era más complejo de lo que podíamos pensar. Pero, también, a la luz de lo que fue el conjunto de su actividad por la enseñanza filosófica, hoy podemos intuir en estas palabras su optimismo, ese que al decir de Foucault no consiste en sostener: "de todos modos, esto no podía ser mejor" sino más bien en pensar que "tantas cosas pueden ser cambiadas, frágiles como son, ligadas más a las contingencias que a necesidades, a lo arbitrario que a lo evidente, a contingencias históricas complejas pero pasajeras que a constantes antropológicas inevitables."

Aquel CASI nos mostraba que era indispensable reactualizar nuestro contrato con la filosofía misma, que para poder enseñarla teníamos que asumir comprometidamente nuestra personal visión de lo que ésta era. En esta actitud plasmaba su propia manera de entender la filosofía como una práctica filosófica que no escindía docencia de investigación, que la actualización y la investigación podían estar en función de ese otro que tenía que aprender filosofía y era un problema tan filosófico como cualquier otro, aquel que se expresaba en la pregunta ¿qué es enseñar filosofía?

Obiols define los problemas específicos que resultan de plantearse la relación de la filosofía con su enseñanza, fija la agenda de problemas del área. Esta perspectiva hace que la comunidad filosófica, que tradicionalmente trató con amable indiferencia a la didáctica especial, acepte su incorporación en los debates académicos.

Esta concepción aparece reflejada en 1985 en su Curso de Lógica y filosofía a fin de dar una respuesta acorde con su punto de vista para la escuela secundaria. Este libro de texto obtiene, rápidamente, una fuerte aceptación entre los profesores de distintos puntos del país, aceptación que años más tarde pudimos confirmar al procesar los resultados de una encuesta que relevaba el estado de la filosofía en el nivel medio y que fuera publicada por la Fac. De Filosofía y Letras de la UBA. Obiols desde su compromiso de pensar la tarea produce un material escrito, actitud de escriba infatigable, que mantendrá a lo largo de toda su carrera. Toda actividad en instituciones Obiols la traducía en formato de libro, en su particular manera de construir sentido a partir de una práctica, de modo de contribuir a crear corrientes de opinión que favorecieran el debate de las cuestiones relacionadas a la educación. Tal es el caso de La escuela necesaria, El nuevo curso de lógica y filosofía, La enseñanza filosófica en la escuela secundaria, para citar algunos. Aunque esta actividad pueda parecer hasta aquí bastante importante, su capacidad de trabajo orientada por un fuerte interés académico se expandió en el área de la investigación, la extensión y la gestión institucional

En el ámbito de la investigación, en 1990 define con el Profesor Eduardo Rabossi el Programa para el mejoramiento de la enseñanza de la filosofía, en vistas a generar un espacio de producción en donde integrar distintas líneas de investigación de todo aquel que tuviese inclinación por estas temáticas. El notable impacto de su tarea en los medios académicos lo instalan como consultor Nacional del Ministerio de Educación de la Nación para la definición de los Contenidos básicos Comunes en el Area de Formación Ética y Ciudadana en tiempos de Reforma educativa.

En medio de todas estas tareas no renunció a dictar conferencias y cursos toda vez que una institución escolar se lo pidió. Mantuvo por esto, el contacto directo con profesores de escuela secundaria de todo el país. Con algunos de ellos funda la Asociación Argentina de Profesores de Filosofía, en su afán de unirse con aquellos que mostraran disposición a pensar proyectos para la enseñanza y de viabilizar soluciones para los conflictos que se dieran en el sector.

De su gestión institucional como Decano de esta Facultad y en consonancia con el aspecto de su actividad que elegí para este homenaje quisiera hacer referencia a una publicación que impulsó y que encomendó a un grupo de Profesores de esta casa. Se trata de Facultad de Humanidades Documentos y notas para su historia (2001). En la nota preliminar que escribe con el Prof. de Amézola, sostiene que es necesaria la indagación sobre la historia y el desarrollo de esta Facultad de Humanidades "para que sus actuales y futuros profesores, graduados, estudiantes y no docentes, sin sentirse atados al pasado ni prisioneros de sus "raíces", se identifiquen como herederos de la obra de unos hombres y mujeres de carne y hueso que enfrentaron y resolvieron, de mejor o peor modo, con mayor o menor éxito, los problemas que se le plantearon, en algunas ocasiones muy similares, en otras muy distintos, a los actuales".

Me siento deudora de su obra y de sus ideas y elijo ponerlas en perspectiva de trabajo. Para esto tendré que desandar el camino. Recuperar imágenes, gestos, las convicciones, la formación, para ver, en cada caso, el gesto amable, la enorme generosidad, su pluralismo que se manifestara en su respeto por las diferencias filosóficas, pedagógicas o políticas, su confianza en la fuerza de las ideas, su optimismo pedagógico, el equilibrio en las decisiones, su capacidad de trabajo, su actitud propositiva. Este es el hombre de bien que nombro, que quiero recordar para seguir aprendiendo, sin ataduras, sumando distintas ideas al debate, convencida, como Obiols, de que sólo será posible la innovación, a partir del entramado de voces que integren la diversidad de las prácticas y los distintos puntos de vista que les dan lugar. Este es nuestro compromiso con el futuro.

Deleuze decía que nuestros maestros en la edad adulta son los que nos golpean con una novedad radical, los que saben inventar una técnica artística o literaria y encontrar maneras de pensar que se correspondan tanto con nuestra modernidad, es decir, con nuestras dificultades tanto como con nuestros difusos entusiasmos, sabiendo que hay un solo valor, la auténtica novedad de lo que decimos. Es en este sentido, que muchos son los que hoy pueden decir conmigo que Obiols fue y será nuestro maestro.

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