Revista de Filosofía y Teoría Política, 2009, nº 40, p. 170-171. ISSN 2314-2553
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Filosofía.

Reseña/Review

Cerletti, Alejandro, La enseñanza de la filosofía como problema filosófico, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2008, 94 p.

Gustavo Ruggiero

Universidad Nacional de General Sarmiento


El campo de la enseñanza de algunas disciplinas ha logrado construir en los últimos años un territorio con lenguaje propio. Si entre ellos hay uno que pueda destacarse, este sería el caso de la Filosofía. En efecto, desde hace aproximadamente tres décadas, y con los trabajos pioneros de Guillermo Obiols, comenzó a gestarse un interés creciente por la investigación académica sobre las implicancias teóricas y metodológicas que derivan de la enseñanza de la filosofía. Habitualmente, las cuestiones prácticas del qué y del cómo enseñar filosofía quedaban, las más de las veces, bajo el signo de una didáctica general que las prescribía según sus propias regulaciones conceptuales. La conformación de algunos equipos de investigación en algunas universidades nacionales como las de Buenos Aires, La Plata, Salta y General Sarmiento, por ejemplo, fueron dando lugar a diversas experiencias y variados enfoques. La reciente aparición del libro La enseñanza de la filosofía como problema filosófico de Alejandro Cerletti da cuenta cabal de una de las más importantes trayectorias de investigación en este sentido. La obra, original y sistemática, va más allá de la simple muestra de un estado de situación, hecho que por lo demás el autor ha realizado en varias investigaciones académicas. Una de las virtudes fundamentales de la reciente publicación de Alejandro Cerletti es la posibilidad de confirmar no sólo la autonomía de lo que llamamos didáctica de la filosofía, sino también, y sobre todo, la configuración de un marco conceptual que permite reunir en el problema de la enseñanza de la filosofía, las tres dimensiones que el autor considera fundantes de la cuestión: la filosófica, la pedagógica y la política.

Crítico de las prescripciones metodológicas, cada uno de los capítulos va conformando un entramado conceptual que, gradualmente, ayuda a entender que resultaría por demás estéril insistir en la búsqueda de recursos y recetas para enseñar filosofía, cuando en lugar de ello podríamos aventurarnos de lleno en la experiencia de pensar filosóficamente su enseñanza. En tal sentido, el autor proponer abordar el problema de la transmisión de la filosofía desde un momento previo: antes que buscar "instrumentos" o "herramientas" para dar clase, habría que pensar justamente qué se entiende por enseñar filosofía. De tal ejercicio deriva la propuesta de situar al cómo enseñar filosofía en estricta relación con la decisión de qué se va a enseñar. Es decir, fuera de toda pretensión de soluciones genéricas, la cuestión filosófica de la enseñanza de la filosofía es anterior a las decisiones didácticas. Esto supone reconocer previamente a su vez que, desde la imposibilidad de definir unívocamente qué es filosofía, habrá que tomar la decisión de hacerlo, para desde allí, constituir la propia perspectiva de su enseñanza. A partir de aquí, entonces, quedará establecido el problema: puesto que el contenido a enseñar y la forma de hacerlo no pueden quedar disociados, habrá que asumir la tensión que atraviesa a todo curso de filosofía que tenga como motor el filosofar.

En estricto orden de aparición argumentativa, desde el punto de partida citado, Cerletti propone un recorrido posterior por el preguntar filosófico y la actitud filosófica, la repetición y la creación en la filosofía y en su enseñanza, pasando por una revisión de los supuestos sobre porqué enseñar filosofía hoy y el problema de la formación docente, hasta llegar al análisis de los límites educativos institucionales que la enseñanza de la filosofía debe resolver a partir de la configuración del Estado moderno.

Quienes conocen al autor, saben de sus referencias filosóficas en la producción teórica de Alain Badiou. De este modo, sobresale en este libro una propuesta inédita: pensar la enseñanza de la filosofía bajo el signo de la repetición y la creación. En tal sentido, Cerletti se pregunta cómo se vincula la historia de la filosofía con la filosofía que circula en un aula. Si bien en toda filosofía hay algo de repetición y algo de creación, la potencia de un filosofar se hará visible si predominan los elementos de novedad frente a los de continuidad. Se trata siempre del nexo de lo que hay con lo que puede haber. Según el autor, de eso se trata en sentido estricto el pensar: intervenir de manera original en los saberes establecidos como hegemónicos en las prácticas sociales.

Esta será entonces la apuesta de Cerletti: una clase de filosofía quedará en la simple repetición, o podrá convertirse en una enseñanza filosófica de la filosofía, a condición de asumir, por supuesto, el gesto de alterar la continuidad de lo que se dice.

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